Ileana Andrea Gómez Gavinoser

jueves, 12 de agosto de 2010

LA INVASIÓN DE MONGO


En el planeta Yuto, las radios en cadena informan a sus habitantes sobre un hecho grave: ¡Atención yutos y yutas…, atención! Mongo, con su rey al frente invadió la Tierra. Nuestros gobernantes van a reforzar nuestras defensas subterráneas, antiaéreas y antiloquivenga por lo que pucha pudiera.
Mientras tanto el rey Mongueche, de Mongo después de haber recorrido los países conquistados, entre ellos el de Chávez, el de Fidel Castro, el de Busch, y el de Zapatero está satisfecho. Ahora está en la Argentina. —¡Cuanta tierra, cuánta agua!, estamos salvados. Mucha fruta, muchas papas, mucho trigo, me informan que sirve para hacer una cosa que llaman pan. Dicen que lo llaman pan porque sirve patóo Así mismo hay llanuras inmensas, montañas, nieve, aquí tienen de tóo. Lástima que haya tantos argentinos. Pero vamos a reducir la población porque vamos a echar a los que no sirven.
El conquistador vuelve a su planeta; como es religioso y mujeriego extraña a las mongitas que en los templos cleromongos le rezan con fervor a Sanfalo, patrono de la población femenina. Vestidas con minihábitos rojos y maxiescotes muestran con orgullo sus piernas y pechos. En la Argentina queda el virrey de Mongo, Aurelio, quien dice a sus colaboradores: —El amo me dejó la orden de reducir la población. Tenemos que empezar por los más inútiles.
—(Coro) ¿Y quiénes son?
—Los políticos.
—(Coro) ¡Cómo vamos a hacer?
—Vamos a aplicar la teoría cuántica de Salvatierra.
—(Coro) ¡Qué dice esa teoría?
—Para acabar con esa lacra social hay que abolir por inútiles, los juramentos de lealtad y patriotismo y desterrar las mentiras porque sin ellas…, como dice la letra de un tango que me hizo oír un porteño, sin esas mentiras no pueden vivir.


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