—¡Carajo!, empecé a levantar presión. Ya estoy hablando solo, el mozo me está junando. Me puse bastante chivo; no es para menos, media hora de plantón en la mesa déste bar. (Serenándose) Pero vale la pena, la mina que espero es un lujo; abogada, joven, rubia, alta, simpática, elegante; por si fuera poco es un budín y asimismo parece que está bien forrada. La conocí en la gomería cuando vino a darle aire a las gomas del Mercedes que maneja. Seguro que me la impresioné cuando no quise agarrarle propina. Tenía la radio prendida con una musiquita muy linda; le batí que no la conocía y me dijo que era el Claro no se cuanto de Ventobe, o algo así. Esta es nuestra primera cita. Soy sotipe, medio groncho, pelo duro. ¡Qué envidia me van a tener en el barrio! Les viá tapar la boca a los que dicen que soy fulero y me llaman salamín. Se que soy tímido; que no tengo labia y mi pilcha es bastante rasqueta, pero es limpia y no tiene la baranda del mameluco que uso pá laburar. Nunca había oído a Ventove porque solo escucho cumbias; cultura no tengo y ortiban que soy medio analfabestia.
Una hora después. —Esta cosifai, ¿habrá tomado mi invitación en serio o me habrá agarrao pal churrete? ¿No habrá aceptado por joda? ¿Vendrá?
Una hora después. —Esta cosifai, ¿habrá tomado mi invitación en serio o me habrá agarrao pal churrete? ¿No habrá aceptado por joda? ¿Vendrá?
El plantón, es un cuento breve que me gustó. Con un final abierto. El mecánico nunca sabrá si la abogada no concurrió por problemas laborales o personales, por falta de interés, por diferencias sociales. En la vida suele haber muchos plantones, quizás si uno se permitiese saltar algunas barreras se daría lugar a encuentros que podrían modificar nuestra existencia ¿para bien? esa siempre será la duda.
ResponderEliminarJajaja, es cierto mi linda amiga Perla, nadie sabrá que fué lo que paso, está muy interante el cuento me agradó, besitos hermosa amiga..
ResponderEliminar